¿Quién dice que jugar a videojuegos solo sirve para divertirse? El ocio electrónico va mucho más allá. En 2020, un videojuego fue recetado por primera vez como tratamiento para niños con TDAH. Sí, como si fuera un medicamento, pero con gráficos y desafíos. Se trata del videojuego EndeavorRX, desarrollado por Akili Interactive, que fue utlizado como terapia para el tratamiento en pacientes con Trastorno de Déficit de Atención Hiperactividad (TDAH).
Desde entonces, cada vez se usan más en terapias para mejorar el sistema inmunológico, combatir el estrés, la ansiedad, mejorar las relaciones sociales o incluso ayudar en la rehabilitación tras una enfermedad. ¿La razón? Son interactivos, se adaptan al ritmo de cada persona y, lo más importante, hacen que el proceso sea mucho más llevadero y motivador.
En hospitales infantiles, niños con cáncer ya han usado videojuegos como parte de su tratamiento. Los resultados, como se infiere del estudio realizado por la Fundación Juegaterapia y Sony Entreteiment, son asombrosos: menos dolor, menos necesidad de medicamentos y un aumento del tono parasimpático.
Además, en personas mayores, los videojuegos ayudan a mejorar la memoria, el estado de ánimo y hasta a mantenerse activos. Con realidad virtual o aumentada, hay programas que les hacen moverse, recordar cosas o simplemente disfrutar mientras entrenan cuerpo y mente.
Y en el caso de la obesidad infantil, los videojuegos activos –esos que te hacen saltar, bailar o moverte– están funcionando mejor de lo que muchos pensaban. Prueba de ello es el proyecto «Videoactivo», que analizó los efectos positivos de los videojuegos. De hecho, los escolares participantes mejoraron su motivación para realizar actividades físicas y su resistencia cardiorrespiratoria.
Así que la próxima vez que oigas que los videojuegos son solo pasatiempos recuerda que son mucho más e incluso tienen su lugar en la medicina actual.
